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Pedro J. Ramírez: "Si yo fuera el virus, pagaría el catering"

Martes, 22.09.2020
En abril del 55, cuando trascendió que un equipo de científicos independientes había acreditado que la vacuna desarrollada por Jonas Salk contra la poliomelitis era segura, las campanas de las iglesias de Nueva York tocaron a rebato, las sirenas de las fábricas comenzaron a sonar y las bocinas de los coches formaron un coro de celebración que desembocó en un día de asueto y felicidad colectiva. La tremenda enfermedad viral, transmitida por las vías respiratorias, que se cebaba en los niños, causaba miles de muertos al año, había condenado al presidente Roosvelt a una silla de ruedas de por vida y encerraba en los llamados "pulmones de acero" a los pacientes agudos, había sido por fin vencida.

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